Las medidas para prevenir el contagio de COVID- 19 en la población salvadoreña que se han implementado desde marzo, han hecho que poco a poco la mayoría de actividades de comercio se mantengan en pausa. Cuando las emprendedoras inician en el Proyecto de Empoderamiento de Mujeres trabajamos con el mensaje de que se apropien de su rol como emprendedoras y vean su negocio como su trabajo propio. Sin embargo, al estar en casa para protegerse a ellas y a su familia, la autoimagen que se han construido como emprendedoras se ha visto cuestionada.
Si bien todo parece depender de la actitud con que se gestione una situación para poder adaptarse, no ha sido fácil para todas. Estamos ante una realidad que se ha vuelto incierta y nos deja la impresión que hay muchas cosas fuera de nuestro control.
Desde el miedo a contagiarse del virus, contagiar a su familia, que sus familiares que no vive con ellas se enfermen, como obtener alimentos al no tener ingresos, la forma en que las autoridades se han encargado de hacer cumplir las medidas en sus comunidades hasta que puedan esperar en el futuro para ellas, su familia y su emprendimiento han sido parte de sus principales preocupaciones. No obstante, también han tenido que sortear dificultades que algunas de ellas han venido afrontando en sus hogares desde antes de la cuarentena y se han agudizado en algunos casos, como la violencia económica y psicológica.
Sus cuerpos no han sido inmunes a los sentimientos de preocupación, tristeza y frustración que han experimentado en este tiempo de cuarentena. Dificultades para conciliar el sueño o poder dormir bien por las noches, dolores de cabeza, malestares digestivos son algunas de las respuestas corporales que han tenido.
La sensación de aburrimiento y desesperación se han hecho presentes cuando sus rutinas diarias se han visto afectadas al tener que frenar por completo o disminuir el ritmo con el que están habituadas a llevar su día a día para cumplir con los múltiples roles que ejercen: abuela, madre, hija, esposa y emprendedora (por mencionar algunos).
Algunos roles se han sobrecargado como en el caso de las emprendedoras que tienen niñas y niños en casa. Desde marzo, las clases en las escuelas se suspendieron y se designó que las clases se darían en línea utilizando plataformas virtuales. Semanas después se decidió implementar las clases por medio de programación televisiva. Ahora tienen que ocupar tiempo para acompañarles en la elaboración de tareas escolares y seguimiento de clases ahora que no están asistiendo a la escuela.
La preocupación se vuelve compartida entre ellas, como madres o abuelas, y las niñas y los niños por la cantidad de carga escolar, el acceso reducido a servicios de impresión y materiales para tareas o no poder sintonizar las clases por no tener un aparato de televisión, señal televisiva, ni acceso a Internet.
Otras se han replanteado la actividad principal que realizan con su emprendimiento y se han adaptado produciendo y comercializando productos distintos a lo que normalmente hacían para dar respuesta a pesar de las limitaciones que la cuarentena ha traído para sus emprendimientos.
Por otro lado, continuar brindando los servicios de salud mental ha sido un reto por sí mismo para el equipo de Programa Velasco. La brecha digital en cuanto al uso y el acceso a la tecnología se ha hecho más que tangible. Al estar trabajando desde casa, hemos tenido que adaptar la forma de ofrecer estos servicios echando mano de aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp y llamadas telefónicas. Las limitantes se dan cuando las emprendedoras no tienen un servicio regular de internet, pobre recepción de señal telefónica, mal funcionamiento de su celular o cuando no poseen un teléfono celular.
Hemos ido adaptando la oferta de estos servicios tomando en cuenta las condiciones de las emprendedoras, haciendo uso del mejor medio para estar en contacto y su disponibilidad de tiempo. De esta forma, hemos podido dar una cobertura casi total del grupo de participantes. Una parte del grupo que desde antes de la cuarentena habían accedido a tener atención psicológica han continuado manteniendo sus sesiones. Las participantes que antes de la cuarentena no se encontraban en atención psicológica, se les ha brindado acompañamiento psicosocial. Por medio de llamadas semanales o cada dos semanas, ellas deciden la frecuencia con que se realicen estos espacios.
Las necesidades de las emprendedoras y sus familias son múltiples y las hemos visto fuertemente durante este período de cuarentena. Sin embargo, cada una de ellas ha buscado como adecuarse a esta situación de alguna manera. Aún hace falta una parte del camino por recorrer cuando puedan volver a salir de sus casas y reactiven sus emprendimientos. Como dar cierre al proceso de duelo colectivo que como sociedad hemos experimentado durante estos meses, integrar sus experiencias del tiempo que estuvieron en casa y como darle significado desde una perspectiva resiliente son las metas que como Programa Velasco nos planteamos abordar desde su atención a la salud mental.
En esta etapa de recuperación que se viene nuestros servicios se volverán esenciales para todas las emprendedoras y no podemos hacerlo sin tu ayuda. Ayuda a las familias a acceder a las oportunidades de cuido de la salud mental haciendo una donación .