¿Te imaginas dedicar todas estas al día a trabajos domesticos? Esta es la rutina para mujeres en comunidades como La Javia en Tepecoyo. Parece una exageración, pero si un día tiene 24 horas, y 16 se dedican a las labores del hogar, eso deja 8 horas, el tiempo recomendado para dormir y descansar, para poder retomar la misma rutina al día siguiente. No parece una rutina muy balanceada o saludable.
Algo indispensable para cumplir con esta rutina es agua limpia. Para muchos parece fácil y normal abrir el grifo y utilizar el agua de forma inagotable, lavar platos o ropa, cocinar, bañarse, limpiar la casa, etc. En comunidades como La Javía no es tan sencillo, sobre todo porque conseguir agua es absolutamente vital para poder hacer las tareas del hogar. En los hogares donde hay conexión a agua potable suele llegar cada 2 días. Durante estos días, la dinámica del hogar gira en torno a almacenar la mayor cantidad de agua posible, bañar a los hijos e hijas y lavar la ropa de manera que el agua dure hasta la próxima llegada.
¿Quién es responsable de garantizar que todo esto se logre?
Sí, lo adivinaste, son las mujeres. Para esto, tienen que evitar salir de casa o renunciar a otras actividades que interfieran con sus responsabilidades el día que llega el agua.
Una mujer que se dedica a otras cosas o no cumple completamente con la recolección de agua para su hogar, a menudo es vista por su familia y la comunidad, en general, como descuidada e irresponsable. Una norma social concretamente establecida, no importa el día o la hora en que llegue el agua e independientemente de otras responsabilidades o actividades que una mujer pueda haber planificado, están obligadas a dedicarse por completo a esta tarea.
También vale la pena señalar que no hay un día específico en el que llegue el agua con certeza. Si bien es cierto que se espera que llegue cada dos días, a menudo no es así y en ocasiones llega antes o después de lo esperado. Las mujeres deben estar preparadas para cambiar o cancelar otros planes para asegurarse de cumplir.
Esta situación no suena tan mal para las comunidades donde no tienen ninguna conexión al agua en sus hogares. En estos lugares, las mujeres tienen que levantarse aproximadamente a las cuatro de la mañana, para pasar horas sacando agua de los grifos públicos de la comunidad.
¿Cómo lo hacen? Usan un “cantaro”. Un deposito de plástico que llenan y llevan en la cabeza hasta su casa. Hacen este viaje varias veces hasta tener agua suficiente para poder realizar las tareas del hogar durante los próximos dos días. Esta tarea requiere mucho esfuerzo físico y es solo el comienzo del resto de las tareas del día.
Estos esfuerzos son físicamente agotadores para las mujeres
A menudo pueden resultar en problemas médicos en el futuro, como dolor de cuello y espalda. Aparte del trabajo físico que implica asegurar que las familias tengan agua, tampoco se garantiza que la calidad del agua sea la adecuada, y esto también afecta la salud de las mujeres. Si bien se dice que el agua es “apta para el consumo humano”, en realidad, los frecuentes casos de parásitos intestinales entre estas comunidades, demuestra lo contrario.
Cada participante que asiste al Proyecto de Empoderamiento de la Mujer (WEP) del Programa Velasco (PV) de estas comunidades tiene una historia parecida a la anterior. Independientemente de sus responsabilidades diarias y los diversos desafíos que las acompañan, estas mujeres aún encuentran el tiempo y la energía para asistir a los talleres del PEM, demostrando su deseo de conectarse con las demás, aprender cosas nuevas y, en última instancia, empoderarse.
Durante su participación en el PEM, las emprendedoras llegan a comprender que estas responsabilidades no tienen por qué recaer exclusivamente sobre ellas y que no tienen por qué sentirse culpables si comparten su tiempo haciendo también otras actividades. Pensando en todas las mujeres que se esfuerzan por llevar agua a sus hogares todos los días, ¿Qué acciones realizas para cuidar el agua que llega fácilmente a tu casa todos los días?