La pandemia por COVID-19 ha afectado la economía global. El Salvador no ha sido la excepción, la aplicación de las medidas para prevenir y controlar esta enfermedad requirió del cierre de comercios y la aplicación de fuertes medidas sanitarias para minimizar la propagación del virus; así como de la regulación de los negocios que deben funcionar debido a la vitalidad de los mismos para la sostenibilidad de la vida. Todas estas medidas han impactado directamente en la economía salvadoreña a niveles históricos y han creado un panorama con un pronóstico desalentador para el futuro.
Actualmente los negocios en rubros que no tienen nada que ver con la alimentación, la salud, la banca y que no están adaptados al comercio electrónico, se han visto fuertemente golpeados, provocando que se tomen medidas desesperadas para mantener la rentabilidad de los mismos y evitar una posible quiebra. Estas medidas implican la venta de activos, cierre de sucursales, recorte de personal y en casos más radicales, adoptar un nuevo giro que atienda de lleno las necesidades más esenciales de las personas en estos tiempos. Además, hemos identificado cómo el comercio electrónico, en El Salvador donde no estaba tan desarrollado, ha llegado a ser una de las únicas formas de supervivencia para muchos negocios en estos días.
La realidad es más cruda para los sectores menos favorecidos, entre ellos el del comercio informal que representa el 72% de las empresas en El Salvador (Molina, 2018) y cuyos ingresos en su mayoría sostienen núcleos familiares.
El cierre comercial representa un gran golpe a la economía de dichos negocios ya que estos no poseen los mismos incentivos fiscales que las empresas ya consolidadas y dependen del comercio diario, por lo cual están en desventaja ante la amenaza de factores externos como la pandemia y en su gran mayoría los emprendedores optan por cerrar sus negocios ante la falta de ventas.
En Programa Velasco acompañamos de cerca durante esta nueva fase a las emprendedoras, modificando nuestras propias prácticas para llevar a cabo funciones y acciones enfocadas en el empoderamiento de mujeres, tratando de incentivar en lo posible la actividad económica de las emprendedoras, quienes han sido gravemente afectadas por la pandemia, no solo por el peligro para su salud, sino también por el impacto económico que dicho virus ha traído a sus negocios y a sus vidas.
De las 33 emprendedoras activas en el proyecto, 100% de sus negocios son informales y están repartidos en una variedad de rubros: 10 emprendedoras elaboran alimentos como: antojitos típicos, pupusas, tamales o dulces, 3 emprendedoras poseen granjas de pollos/gallinas, 8 se dedican a confeccionar prendas de vestir, trapeadores, artículos para el hogar y otros.
De todos estos negocios, únicamente tres de ellos en el rubro de alimentos estaban funcionando durante los casi 5 meses de cuarentena, para ello modificaron su forma de venta y cambiaron sus productos para adaptarse a las necesidades de sus clientes y captar nuevos clientes.
Las otras emprendedoras se han visto afectadas por su modelo de negocio ya que los productos o servicios que ofrecen, no son tan demandados como lo eran antes por lo cual han optado por dejar de vender o dedicarse a nuevas actividades comerciales, todo esto porque en gran medida los ingresos generados por sus emprendimientos les significan a ellas, el único ingreso económico en sus hogares y, por consiguiente, la única manera de llevar alimentos a sus familias.
No son tiempos fáciles para ningún negocio, pero es especialmente difícil para aquellos como los de nuestras emprendedoras, donde cada venta diaria menos significa menos comida para su familia el motor de ellas no es generar más ganancias es simplemente lograr llegar a final de la semana y cada vez es más difícil en esta realidad donde los clientes ya no están en las calles y las prioridades cambiando cada día. “Adaptarse” suena fácil hasta que se dan cuenta que a veces significa cambiar todo lo que se hace y puede involucrar invertir. Es normal no saber por dónde comenzar.
Pero no tiene por qué ser tan difícil. A través del Proyecto de Empoderamiento de Mujeres pretendemos brindar a cada emprendedora las herramientas para lograr adaptar los negocios a las nuevas y seguras formas de vender. Actualmente, cada una está en el proceso de actualizar y adecuar su plan de negocios. En este proceso han identificado estrategias que tendrán que poner en práctica para mantenerse activas en el mercado.
En unos días cada una solicitará acceder a capital semilla por segundo año consecutivo. Para ello, presentarán sus nuevas estrategias y un presupuesto que justifique el uso del capital en pro del crecimiento o mantenimiento del negocio. Hacemos la invitación a apoyar a los emprendimientos y empresas locales, porque son estas iniciativas las que sostienen nuestra economía.